viernes, 29 de junio de 2007

Diario de viaje-26-06-07



Me levanté y comí unos suculentos biscochos con tomate y picadillo y una vez preparado para partir otra vez se me aparece la Doña con un tazononon de café con leche y biscochos (me habrá visto demasiado flaco ya que me doblaba o triplicaba en anchura)


Luego me crucé a unos 150 mts esta un puesto de caminera policial. Llegué y me presenté y me crucé a la ruta a esperar pasaje. En eso siento que me hacen seña para que me acerque. Una vez allí me invitan a comer un guiso de carpincho con mandioca (parece a propósito que cuando más queremos evitar algo mas se empeña el universo en lo contrario). A la tarde me convidaron con sopa de mondongo y acto seguido me embarcaron en la caja de un camión esta vez con piedras.




En el viaje tambien se subió un Neuquino llamado José Luís que tiene como destino Venezuela. Así que las cosas ahora se hacen un poco más llevaderas. Esa misma tarde llegamos a Mariscal Estigarribia, punto de frontera y aduana del país (curiosamente unos 220 Kmts antes de la misma frontera. Esa noche hicimos noche ahí mismo.

Diario de viaje-25-06-07



















Después de subir las últimas fotos en un cyber de Villa Haye, me tomé un colectivo hasta la estación de peaje ubicada a unos 6 km de la ciudad y ahí me llevó un camión que volvía de llevar carbón y en el medio del viaje se largó un chaparrón.








Luego llegué a un cruce llamado "cruce Boqueron", una vez que hube ido al sanitario, le pregunté a un empleado que ví si había algún problema en preguntar por algún transporte a lo que me respondió que ninguno y acto seguido me preguntó si había almorzado y si le permitía inviarme a hacerlo. La proposisión me dejó un tanto estupefacto y le respondí con un tímido sí. Me dijeron el menú y me decidí por un "Borí de carne" (comida típica del Paraguay). Luego de almorzar me fuí a la playa para preguntar por pasaje
















Era ya la tarde cuando conseguí un camión que transportaba arena y me llevaría en la caja con la carga pero eso no importaba, ya que me acercaría hasta Loma plata (un trecho bastante largo). En ese trayecto comprobé lo que había leído en alguna parte que en caso de una tormenta de arena lo único por hacer es taparse y esperar que termine. Así que me calcé los auriculares y con la campera hasta la corinilla esperé hasta que frenó.

Llegué a un parador en el cruce este de loma Plata donde pude comprar un poco de pan y un picadillo. Luego de comer la mujer del lugar se apareció con un tazón de café caliente que me reconfortó el alma. Luego armé la carpa en el frente del local, y me despedí hasta el otro día.